Sugestivo analisis hermeneutico de la figura de Merlin a lo largo de sus manifestaciones literarias. Inmerso en el cruce de mito e ideologia, Merlin surge como una de las figuras mas persistentes y enigmaticas del imaginario occidental, de ahi su inmensa fascinacion y poder significativo; de ahi tambien su resistencia a la interpretacion. Merlin no podia dejar de aparecer como un personaje extremadamente dudoso a los ojos de la Iglesia y del publico; en el convergen las influencias antagonicas del Cielo y del Infierno, de lo real y de la ilusion, de lo sagrado y de lo profano. La Edad Media tiene consciencia de esta dualidad constitutiva del personaje, dualidad que puede ser explicada, en parte, por el enfrentamiento simbiotico de dos culturas: una erudita, principalmente alimentada por la literatura apologetica, y otro oriundo de la tradicion oral (pagana en sus origenes) y heredada del vasto patrimonio mitologico indoeuropeo celta. Esta polivalencia esencial va a perturbar, de algun modo, el “horizonte de expectativas”, lo que se refleja en la propia tradicion textual que tiende a delimitar la proliferacion de sus formas y de sus rostros, atribuyendole a Merlin, siempre que es posible, una funcion reconocible y estable. Sin embargo, en el universo ficcional, volvemos a sentir la misma resistencia del mago a dejarse dominar. La manipulacion (ideologica, textual y retorica) de que es objeto entre los siglos XII y XIII muestra la perplejidad de los autores ante este ser sin identidad que obliga a la literatura a interrogarse constantemente sobre su origen, su estatuto y su naturaleza profunda. En Merlin se proyecta el destino siempre ambiguo de la literatura arturica. Merlin introduce una dialectica entre dos ejes fundamentales (la caida y la redencion) que podemos proyectar de diversas formas: dialectica entre la identidad (que funda el reconocimiento cultural) y la alteridad (que el cuerpo y el discurso de Merlin encarnan); entre la fragmentacion y la totalidad, entre el tiempo y la atemporalidad. Se trata, finalmente, de una tension entre lo diabolico y lo simbolico; marcando el primer eje una disyuncion (sea negativa o positiva) y el segundo, un esfuerzo de conjuncion o reunion que aparece en el romance arturico en prosa esencialmente a traves de la incansable busqueda de un sentido unico y trascendental, reflejado, especialmente, en la construccion del “Libro” y en el propio Graal, en cuanto emanaciones del Verbo Divino. Sera esta misma dualidad (mas complementaria que antitetica) la que, al proyectarse en la concepcion medieval de la metamorfosis, va a instaurar la duda en el seno del discurso literario. Las metamorfosis de Merlin lo transforman en una especie de cuerpo-palimpsesto que continuamente pone en duda la deseada y necesaria linealidad de sentido, en la medida en que rompe la relacion de contiguidad entre nombre y cuerpo en el cual se funda el proceso de reconocimiento y de identificacion. Pero tambien el discurso de Merlin aparece como un reflejo exacto de su ambiguedad y dualidad originarias. El cuerpo-palimpsesto da lugar a un texto-palimpsesto en el cual se crean y proliferan los sentidos: voz al mismo tiempo diabolica y simbolica. En ultima instancia el Libro que contienen sus profecias aparece como una forma de dominar el exceso consustancial al cuerpo y al discurso de Merlin. Sin embargo, este libro es, a imagen del proyecto literario que lo hizo nacer, utopico (por pretender transmitir los secretos iniciaticamente transmitidos por Cristo a Jose de Arimatea), imposible (toda vez que su contenido es precisamente inefable) y fundamentalmente ambiguo. El famoso episodio del encierro de Merlin por el Hada metaforiza muy bien el ultimo intento de la ficcion por aprisionar un cuerpo extrano, incomodo y amenazador. El baladro, su ultimo grito, emerge como un eterno enigma y un constante desafio para el caballero/lector errante; una voz simultaneamente familiar e irreconocible, proxima pero irremediablemente inaccesible