Entre las varias formas del discurso religioso, la plegaria domina en el relato hagiografico y la profecia en el relato caballeresco. Sin embargo, Amadis de Gaula ofrece un particular tipo de discurso orante en el que la persona invocada no es alguien divino ni santo, sino la dama amada, percibida aqui como todopoderosa y misericordiosa. El profesor Gonzalez analiza los dos discursos que Amadis dirige a Oriana, plegarias propiamente dichas y efectivas en su proposito. Cada una de las mismas expresa una funcion distinta respecto del vinculo de amor que une al locutor que ora con el receptor que escucha. En la primera plegaria se plasma el estado ideal de plena comunion, por el cual el orante se ve asistido directamente por el amor de su senora divinizada, peticion explicita signada por la confianza en los auxilios de esa amada que le da fuerza y garantiza el exito de su accion. En la segunda y mas extensa plegaria, por el contrario, asediada por la desconfianza y dominada por un tono de lamentacion y reproche, se plasma un estado real de abandono, por el cual el orante se desespera y expresa su sensacion de orfandad ante un amor que, habiendosele retirado y negado, lo despoja con su ausencia de toda fuerza y toda voluntad. Ahora bien, inserto en este lamento desesperado Amadis oye un eco de la respuesta de su amada, renaciendo por ello su voluntad, su potencia y su ambicion, asi como el relato mismo, "que cobra nueva energia y mayor empuje para proseguir su marcha". Si desea consultar la version electronica de este articulo, pulse aqui