Estudia los personajes hidalgos que aparecen en obras literarias de los siglos XVI y XVII para compararlos con don Quijote. Al tratarse de una clase social con muy pocos recursos economicos, era raro que los hidalgos leyeran libros, y todavia mas extrano que leyeran libros de ficcion. Sin embargo, Alonso Quijano tiene una esplendida biblioteca de libros de caballerias. Por otro lado, muchos personajes de la novela leen (o han escuchado) libros de ficcion, a pesar de que “es imposible que todos esos personajes sean tan buenos y constantes lectores” (p. 75). Jose Montero Reguera explica estas “incongruencias” basandose en la funcion parodica del texto: “¿como no haber libros en un libro que es una parodia de los libros de caballerias?” (p. 73). Por otra parte, los libros de ficcion son necesarios para hacer verosimil la locura de don Quijote
Lugar de publicacion original: Vigo