En el capitulo seis del Quijote, Pero Perez asocia el Olivante de Laura con el Jardin de flores curiosas. Ambas obras, que figuran en la biblioteca de don Quijote, son calificadas de “mentirosas” y “disparatadas”. Muguruza se plantea que tienen en comun, ya que corresponden a tradiciones y generos muy diferentes. El Olivante se integra en el modelo de las “historias fingidas”, iniciado por el Amadis, mientras que el Jardin se encuadra en el nuevo genero renacentista de las miscelaneas. A pesar de estas diferencias puede plantearse una lectura comun del componente fantastico de ambas obras, tal y como sugiere el pasaje del Quijote. Para ello propone atender a dos aspectos: por una parte a la cualidad del imaginario representado, es decir, al tipo de elementos referenciales que se perciben como maravillosos en tanto que ajenos a nuestra experiencia comun de la realidad, y por otra a su integracion. Existe un sustrato comun en el imaginario fantastico de las dos obras de Torquemada, pero se integra de forma diferente en la estructura semantica de cada obra y en sus correspondientes sistemas de referencias, donde se manifiestan las diferencias genericas. En conclusion, ambas obras nos situan en unos parametros de ficcionalidad muy diferentes, que afectan directamente al tratamiento y presentacion de lo maravilloso en relacion con el planteamiento de la verosimilitud
Lugar de publicacion original: Salamanca