Con disposicion mimetica por antonomasia, don Quijote se vuelve personaje y plantea a sus companeros de viaje problemas eticos y esteticos a la vez. Errante, desarraigado, en exilio incesante de si mismo, se rodea de fetiches e imagenes del pasado que el mismo maneja con dificultad. Estas reflexiones –tan solo en forma demostrativa y en estado de esbozo– quieren observar este aspecto dentro del sistema humoristico de Cervantes, en el que Alonso Quijano esta en crisis con objetos que tiene la necesidad de transformar en simulacros de sus lecturas (simulacros, a su vez, de una realidad imaginada por otros). Si desea consultar la version electronica de este trabajo, pulse aqui