Llacer estudia el contraste entre lo sagrado y lo profano en este texto a partir de un episodio inserto en el Libro V, el encuentro de Guarino con la Sibila de Norcia que le hace prendarse de su belleza casi magica. La autora compara el pasaje con El paraiso de la Sibila de La Sale y El auto de la Sibila Casandra de Gil Vicente para concluir que la Sibila deja de tener un papel puramente alegorico y religioso en la liturgia medieval para cobrar uno caballeresco, como elemento de ayuda para forjar una identidad en el proceso iniciatico del protagonista. Si desea consultar la version electronica de este trabajo, pulse aqui