Los reinos cristianos de la Peninsula Iberica asignaron compartidamente al conquistador musulman (el «moro») la identidad del "otro", distanciamiento que mas alla del conflicto belico o racial se fundaba en la ajenidad de lengua, credo y tradicion cultural. La literatura espanola incorporo la figura del moro de manera plural. En el ocaso de la Reconquista, reducido a Granada el enclave islamico de Espana, el relato historico enmarca la relacion de alteridad frente al moro, y aunque exento de la maurofilia que domino las manifestaciones literarias aludidas, pudo exhibir paralelamente a las figuras del moro anonimo y guerrero, las propias a formas mas humanizadas, individuales y respetadas, algunas de las cuales se muestran asimiladas a la concepcion caballeresca y aristocratica vigente
Lugar de publicacion original: Buenos Aires