Mientras que en el Libro del Caballero Zifar el personaje del ermitano apenas tiene relevancia, mas que la meramente funcional en el relato, en el Amadis de Gaula se le caracteriza de acuerdo a las funciones que va a desempenar. Pero es en Tirante el Blanco donde su presencia es verdaderamente significativa, pues «desde el primer capitulo hasta el XXVII, toda la accion gira en torno a esta figura y a aquello que le rodea» (p. 37)