Se revisa la fama postuma de Roman Ramirez a partir de tres hitos en su vida: ser curandero arabe, inspirar a Alarcon una comedia, y tener una prodigiosa memoria, que le llevaba a recitar pasajes enteros de libros de caballerias, fundamentalmente del Cristalian, su obra favorita. Esta habilidad fue uno de los motivos aducidos para ser condenado a la hoguera en 1599, tras un duro y ejemplarizante proceso inquisiorial cuyos archivos diocesanos se examinan en este articulo. Su interes por los textos caballerescos puede encontrarse en los cuentacuentos de la narrativa oral arabe, con la que se postulan posibles interferencias.Si desea consultar la version electronica de este trabajo, pulse aqui
Lugar de publicacion original: Frankfurt am Main-Madrid