Las fiestas caballerescas durante la etapa de la monarquia de los Trastamara intentaban un triple efecto condicionado por sus tres protagonistas: el rey, los nobles y el pueblo. El monarca se aseguraba la fidelidad de la nobleza y “subrayaba la pertinencia a una categoria social y el papel politico de esta en la vida del reino” (p. 83); el pueblo estrechaba los lazos con el estamento real y su corte, la cual usaba estos fastos como medio de resaltar y fijar los valores politicos y sociales establecidos. Ya en el siglo XII se inicia la decadencia de los ideales caballerescos, una evolucion que se plasmo en los festejos castellanos influidos por diversos factores: la sacralizacion del mito, los ideales renacentistas, la Reconquista y el Nuevo Mundo. Las fiestas se convertian en autenticos campos de batalla y, segun las cronicas oficiales, compartian similitudes con las historias y se inspiraban en los fastos descritos en las novelas de caballerias. Incluian pasos de armas, justas, torneos y juegos de canas, retos y desafio. Para aprehender el fenomeno festivo habria que hacer lectura tridimensional de este, en la que se combinase un punto de vista politico-social, otro historico-descriptivo y uno antropologico