Los rasgos propios del genero epistolar, las partes de la carta tal y como se fijan en la preceptiva latina medieval, en las artes del dictamen, se reorganizan dentro del texto de ficcion en el que se insertan, en este caso en el Cirongilio de Tracia. Ninguna de las treinta y nueve cartas de este libro de caballerias respeta fielmente las reglas correspondientes a la salutatio, omitiendose incluso en algunas de ellas por motivos diferentes como pueden ser la caracterizacion del personaje, la esencia del amor, el tono de la carta, etc. Cuando la salutatio reune todas sus partes (remitente, destinatario y saludo), el autor las maneja con total libertad sin seguir fielmente las normas del dictamen y estas licencias se explican en funcion de la subordinacion de la carta a las exigencias mismas del argumento o a la situacion o talante animico de cada personaje. Sin llegar a desaparecer, las reglas epistolares se ajustan a los imperativos del propio relato