La aventura de los molinos de viento, la ficticia batalla de los dos rebanos y el episodio de la princesa Micomicona del Quijote sirven de marco estructural para la propuesta de una taxonomia del gigante, de acuerdo con sus caracteristicas constitutivas mas sobresalientes, en los libros de caballerias, desde el Tristan de Leonis, quien fija el paradigma, hasta Flor de caballerias, pasando por el Amadis de Gaula, Florisando, Polindo, Olivante de Laura, Febo el Troyano, Tristan el Joven, Cirongilio de Tracia, el Lisuarte de Juan Diaz y el de Feliciano de Silva, asi como su Amadis de Grecia y su Florisel de Niquea. Figuras paralelas y complementarias a los enanos con los que comparten situacion marginal, defectos e imperfecciones, los gigantes quedan caracterizados grosso modo por su fuerza y soberbia, desmesura e idolatria, y por su habitat fundamentalmente insular. En franca dependencia con lo sobrenatural, lo monstruoso y lo diabolico (el Endriago del Amadis o el Cerviferno del Polindo), con el salvaje o el sagitario (Tristan el Joven y Flor de caballerias), su figura evoluciona con el genero, de modo que el gigante deviene “un modelo narrativo para dejar de ser un personaje con una determinada y particular biografia” (p. 10). Vease tambien Lucia Megias, Jose Manuel, “Sobre torres levantadas, palacios destruidos, insulas encantadas y doncellas seducidas: de los gigantes de los libros de caballerias al Quijote”, Artifara [http://www.artifara.com/rivista2/testi/gigantes.asp], nº 2, 2003, pp. 17
Lugar de publicacion original: Madrid