Don Quijote, deliberadamente, se hace "caballero andante", menospreciando con su pensamiento, palabra y obra a la "caballeria cortesana", mitica en esencia y a la que estaba abocado el genero ya desde el Amadis de Gaula (Cacho Blecua: 1979). Ahora bien, la caballeria que el hidalgo manchego quiere resucitar es la arturica, entendida "como un mito, como un tiempo ideal, y lo funde con el de la tambien anorada Edad de Oro, dos mundos equiparables y relacionados repetidas veces a lo largo de la novela que intentara revivir en esta Edad de Hierro, como pretendieron con anterioridad y a su modo todos los cultivadores del genero" (p. 63). Con su voz discordante e incisiva contra la progresiva deturpacion de los ideales caballerescos, don Quijote se une al debate que durante un siglo ha utilizado las paginas de las propias novelas como privilegiado escenario de difusion de criticas, censuras y objeciones (Paez de Ribera o Juan Diaz, entre otros). Sin embargo, sus palabras y actitud son subjetivas, porque no quiere tanto desacreditar la caballeria, como resucitar una institucion cuyo objetivo sea reformar la sociedad, deseo de rehabilitacion que se apoya en una lectura sesgada e interesada de los libros de caballerias
Lugar de publicacion original: Zaragoza