El punto de partida son los dos folios en pergamino que sirvieron de encuadernacion a una copia notarial del testamento del marques de Santillana, en los que se anota un fragmento en gallego del Tristan. Pese a que fue localizado en 1928, no suscito de nuevo el interes de la critica hasta su edicion en 1962, aunque sigue planteando dudas su filiacion, su estructura asi como los contenidos del texto original del que formaba parte. Como resultado de la collatio postulan la “existencia de una traduccion gallega perdida como fuente, directa o indirecta, del fragmento conservado” (396)