Una de las manifestaciones de la misoginia europea medieval y de la primera mitad del siglo XVI, apoyada en vicios ancestralmente asociados a la mujer, fue la caza de brujas, la cual, legalizada por la Inquisicion, convirtio la magia popular en un reducto fundamentalmente femenino, contabilizandose entre las mujeres la mayoria de sus victimas. En este contexto el Amadis de Gaula de Montalvo rompe con esta tradicion en las figuras de Helisena y Oriana, representaciones del amor ardiente y el culto a la belleza fisica, y el hada Urganda y su Gran Fusta, una serpiente que, lejos de simbolizar lo diabolico, se convierte en fuente de vida. Este hecho supone la perviviencia de mentalidades propias de civilizaciones matriarcales
Lugar de publicacion original: Santiago de Compostela