Revisa la conciencia que la Cristiandad tuvo de las armas de fuego, de tanto poder destructivo que se pensaron inventadas por el mismo demonio. Buen repaso a las leyendas de origenes de la polvora. Rastreo de las criticas a las armas arrojadizas, ya en textos de la Antiguedad, que acaban en conocidos pasajes del Orlando y del Quijote. Puesta en evidencia de las contradicciones entre esas criticas y la practica de la caballeria borgonona, muy bien provista de armas de fuego a mediados del siglo XV. Por otra parte, escultura, pintura, literatura y homiletica demuestran lo asimilado que estaba el impacto de los nuevos arsenales, cuyo desarrollo tecnico no se vio estancado precisamente por las criticas eclesiasticas contra su inhumanidad, sino por lo incipiente de ciencias como la Quimica y la Ingenieria mecanica que debieron esperar hasta la Revolucion Industrial del siglo XIX para propiciar el salto definitivo en calidad
Lugar de publicacion original: London