El mar siempre ha estado asociado al nacimiento de la novela. Pese a que esta afirmacion pueda hoy matizarse, coincide con lo ocurrido en el mundo clasico y con lo que descubrimos en dos textos antiguos, que remontan a los origenes de la ficcion hacia 1150, Apollonius de Tyr y Floire et Blancheflor, aunque no podemos hablar en este caso de una filiacion con la tradicion griega antigua. F. Gingras piensa que los caballeros en barco anteceden a los caballeros a caballo. La estructura profunda de Flores y Blancaflor, comun a todas las versiones, esta marcada por las tribulaciones por mar que viven sus protagonistas, en unos viajes con componentes mas simbolicos que historico-geograficos. La novela se organiza en torno a la busqueda y al deambular (“errance”), este ultimo mas maritimo que terrestre. A pesar de que el autor destaque ambos ejemplos, senala la tendencia general de los textos posteriores a sustituir el espacio acuatico por el terrestre. Solo en las dos obras senaladas las aventuras maritimas organizan el relato. El cambio implicara sustituir la fuerza de la Fortuna por la maravilla y la desaparicion de los piratas de antano. Chretien de Troyes preferira ya el bosque al mar, salvo en Cliges. Todo este proceso responde a multiples factores, algunas de los cuales trata de explicar Gingras, como el paso de los mecenas anglonormandos a los vinculados a Blois, Champagne o Flandes, asi como la inscripcion del caballero solitario frente al grupo maritimo en el debate teologico en torno a la nocion de “persona”. El caballero andante da la espalda al mare magnum de la Antiguedad llevando el estandarte de una lengua y una cultura nuevas
Lugar de publicacion original: Aix-en-Provence