La leyenda de Tristan e Isolda, uno de los mejores y mas ricos testimonios del eminente proceso de paganizacion de lo maravilloso cristiano, influido por la cultura celta, encuentra la respuesta a muchas de sus aventuras en el terreno de los mirabilia. En el amor cobra especial importancia el tema de la maravilla, sobre todo en el filtro magico, origen de todos los avatares de los amantes de Cornualles, donde el mirabilis se acerca al miraculum porque el amor se concibe como intervencion y ayuda divinas. El filtro actua como liberacion del inconsciente de los amantes, lo cual implica una funcion eminentemente compensadora, y de los impedimientos fisicos y morales. Por ello, el distinto tratamiento que en la leyenda se da al filtro de amor marca una pauta en el mensaje final: el bebedizo libera el peso moral y la culpa tan arraigados en la sociedad del XII y otorga al hombre la capacidad de oponerse al orden social dominante. En todo caso no es la maravilla cristiana la responsable de este amor desbordado, sino la pagana, en concreto las practicas de una mujer hechicera que se relacionan con el intrincado oscurantismo del mundo de la magia. Esta vinculacion entre lo sobrenatural y el amor tendria su paralelo en las pruebas del geis, que conciben el amor como una fuerza irresistible y de componente magico, irrefrenable para quien lo padece porque subyuga su voluntad, lejos de la tradicion cortes anteriormente propuesta