La noche y el sueno favorecen las percepciones oniricas que llevan a la aparicion del diablo ante el hombre, vinculadas, en ultimo termino, con el conocimiento sobrenatural. Santiguarse, orar o invocar a Dios actuan como mecanismos disuasorios y llegan a ser gestos casi milagrosos que hacen invunerables a los cristianos. Se comentan brevemente algunos episodios caballerescos desde esta perspectiva: el Amadis, el Zifar, el Conde Partinuples y la Demanda del Santo Grial
Lugar de publicacion original: Madrid