Algunos autores de libros de caballerias, como Antonio de Torquemada, Pedro de Lujan, Damasio de Frias y Fernando Basurto, insertaron en sus obras apartados doctrinales para mujeres. Feliciano de Silva, dado su afan por la experimentacion narrativa, siguio esta moda y en la Cuarta Parte de Florisel de Niquea incorporo un dialogo, al modo de los modelos humanistas, sobre la educacion de las doncellas, que el titula Ornamento de princesas. En el ultimo libro que compuso sobre el ciclo amadisiano, Silva acentua su vena sentimental, cierra las aventuras amorosas abiertas en las partes anteriores y concede mayor importancia a la recepcion femenina. Dentro de esta tendencia remozadora se inserta el Ornamento de princesas, que Martin Romero explica en el contexto humanista sobre la educacion de la mujer, llamando la atencion sobre el hecho de que no se trate el proceso de gestacion ni que se recomiende explicitamente que fuera la madre quien amamantara a la criatura. Silva propone en estos capitulos discontinuos como debe ser la educacion de la perfecta doncella y que virtudes deben tenerse en cuenta en el proceso ensenanza-aprendizaje. En palabras de la reina Sidonia se reflexiona sobre la mujer casada. El resultado es que “Silva compuso su dialogo incorporando en buena medida las ideas sobre el tema que podian leerse en diversos textos didacticos. Pero asimismo fue lo suficientemente habil como para no destruir la ficcion caballeresca. Aun manteniendo en buena medida las recomendaciones propias de la literatura pedagogica del momento, fue capaz de no incluir ningun elemento que rompiera con las expectativas de su publico.” Si desea consultar la version electronica de este trabajo, pulse aqui