Gili Gaya aporta un documento hallado en el Archivo Municipal de Lerida en el cual una de las pruebas para la acusacion de brujeria a una mujer llamada Na Gojona era que tenia un perro llamado Amadis al que le susurraba al oido para que saliera a la calle y le proporcionara comida. Senala como esta costumbre habitual que tenian los reyes y grandes senores de llamar a sus perros favoritos “Amadis” en los siglos XIV y XV se extendia a capas sociales inferiores, llegando a hablarse de manera generalizada de los amadisitos, perritos falderos