Lucia Megias y Marin Pina actualizan las contribuciones que otros investigadores, incluidos ellos mismos, habian hecho en el complicado tema de la recepcion de la materia caballeresca. En este proceso han destacado la repercusion de la imprenta, porque democratiza la difusion de unos libros que, por distintos medios, llegan a un publico cada vez mas amplio. Sin embargo, seguian siendo caros y no era extrano que se prestaran, alquilaran, intercambiaran, incluso entre la gente pudiente, o difundieran oralmente. En un principio, siguen siendo lectura de corte y el publica prioritario y mayoritario es la aristocracia y la nobleza. Un enramado de indicios los confirman, desde los inventarios de bibliotecas nobiliarias exhumados, (…), hasta las relaciones de justas y fiestas, pasando por la critica de los moralistas o las propias dedicatorias de estos libros (…)." (p. 291). Las anotaciones o notata, como las de Alvar Gomez de Castro a su lectura del Amadis de Gaula, llegan a convertirse en argumentos de que los textos dejan "de ser un mero (…) entretenimiento para comenzar a convertirse en autoridad, digna de ser 'margeneados' sus folios. (p. 311). Entre estos lectores destacan la realeza, la nobleza, y especialmente las mujeres, que compartian los ratos de lectura de sus libros de horas con los volumenes caballerescos. Algunas de ellas, como Beatriz Bernal, llevan mas alla su pasion y se dedican a escribir su propio libro, el Cristalian de Espana, a pesar de las duras criticas de los moralistas a un genero que censuran etica y esteticamente. A estas fueron inmunes Diego Sarmiento de Acuna, conde de Gondomar, y la de Campo Alange (Santos Aramburo, 2004 y en este catalogo) cuyos inventarios recogen un abultado numero de titulos. Fuera de los circulos cortesanos, los libros de caballerias cuentan con lectores en los medios urbanos pertenecientes a una burguesia o clase media, (…) (p. 301), como Valdes, Rojas o santa Teresa; de aqui a los hidalgos, letrados, algunos clerigos, mercaderes, artesanos… "familiarizados todos ellos con la escritura y la lectura por razon de su oficio." (p. 303). En otros niveles economicos, de profesionales liberales, otros clerigos y un publico mas humilde y analfabeto, el conocimiento de los materiales caballerescos en prosa procedian de una lectura en voz alta
Lugar de publicacion original: Madrid