Reflexiona sobre las mujeres como sujetos y como objetos literarios a partir del comentario de diversas representaciones femeninas vinculadas a la orbita caballeresca en textos catalanes y castellanos medievales de los siglos XVI y XVII. Concluye que el exito y la evolucion de la literatura caballeresca ya no puede explicarse unicamente como un reflejo de los ideales de los varones, sino, paralelamente, como un subgenero literario sobre el que muchas mujeres influyeron directa e indirectamente. Ellas fueron parte integrante de este universo, pues tambien patrocinaron, protegieron, impulsaron, leyeron y redactaron. El preambulo a este recorrido es la confesion lectora y literaria de Francesca (Lanzarote, junto a Cleopatra, Elena, Aquiles, Paris o Tristan, formo parte de la cultura de la inmensa mayoria de las damas de la aristocracia de los siglos XIII, XIV, XV y XVI). Otro ejemplo es la carta que el futuro rey Joan I de Aragon escribe a su esposa Violante de Bar (1365-1431) donde le pregunta si desea recibir dos libros escritos en frances que ha encontrado en su biblioteca: un Tristan ilustrado y un Meliadus o Guiron le Courtois. Disponemos de muchos otros documentos de esta epoca que detallan los gustos literarios caballerescos de los soberanos de la Corona de Aragon. Por eso no sorprende el fragmento novelesco procedente del libro III del Curial e Guelfa, que puede considerarse un excelente archivo de imaginacion femenina cortesana, en donde encontramos algunas de las parejas de enamorados mas celebradas del ambito aristocratico de las culturas hispanicas del siglo XV (Tisbe, Blancaflor, Isolda, Ginebra, Oriana, Fedra, Briseida y Viana). La lista demuestra que Guelfa era una buena conocedora del universo sentimental de la narrativa caballeresca, tanto de traducciones o de adaptaciones de textos antiguos como de creaciones medievales. Esta cultura literaria, casi inevitable, se vislumbra al final del capitulo 117 del Tirant lo Blach (escena del enamoramiento del heroe de la princesa Carmesina) y al comienzo del capitulo 118 (la camara adornada con los amores de Flores y Blancaflor, Tisbe y Piramo, Eneas y Dido, Tristan e Isolda, Ginebra y Lanzarote. Tres novelas francesas de los siglos XII y XIII ofrecen ambientaciones paralelas: Tristan de Tomas de Inglaterra, el Libro de Agravain del ciclo del Lancelot du Lac y la Muerte del Rey Arturo, ultimo de los libros del Lanzarote en prosa). El recuento de los celebrados amantes traza el preludio de los amores de Tirant y de la princesa y supone la confirmacion de que estas narraciones habian configurado la imaginacion guerrera y amorosa por aristocratica de ambos personajes. Ya a fines del siglo XV esa imaginacion dejo de ser privativa de las clases nobles, como consecuencia de la consolidacion de la nueva burguesia; lo que a su vez amplio el grupo de lectores y lectoras de la narrativa caballeresca, debido a su alfabetizacion y al desarrollo de la imprenta incunable y post-incunable. Beatriz Bernal, la unica autora de de novela caballeresca que conocemos, era lo que hoy denominariamos una burguesa. En el segundo capitulo del Libro de la Vida de Santa Teresa de Avila madre e hija aparecen como devotas lectoras de los libros de caballerias; pese a que el punto de vista que ofrece Santa Teresa suele ser una impostacion masculina impuesta (Fray Luis de Leon, Juan Luis Vives), en este fragmento se advierte, ademas de una honda gratitud e identificacion hacia quien le contagio el autentico amor por la lectura, la presencia de una extirpada genealogia de saberes y de placeres cotidianos femeninos. Aunque ignoramos si es realidad o invencion la atribucion a la santa de un libro de caballerias (segun el padre Francisco de Ribera en su Vida de Teresa de Jesus (1590), lo que resulta revelador es que nadie dudara de que la misma mujer que escribiera el Camino de la perfeccion o las Moradas del castillo interior, pudiera redactar una novela caballeresca. Termina el recorrido con el antirretrato femenino y caballeresco que Sancho da de Dulcinea en el capitulo 25 de la Primera Parte del Quijote. La profunda revision del modelo literario de Cervantes fue mas alla del sutil andamiaje de su arquitectura libresca, de los plurales registros de la lengua empleada o de la recreacion de unos tipos literarios y folcloricos, tambien asimilo la necesidad de transformar el motor femenino de toda empresa caballeresca que se preciara. Cervantes esta operando un giro de ciento ochenta grados al arquetipo fisico y moral de las amadas de los heroes de los libros de caballerias, Aldonza no seria un «marimacho» (como la define Augustin Redondo dentro de la tradicion de las mujeres salvajes y de las imagenes folcloricas de las serranas), sino una mujer que interpreta de forma disonante los parametros culturales otorgados al sexo femenino por el cristianismo. Esta seria la verdadera originalidad de un personaje que Cervantes quiere emplazar en las antipodas de los ideales aristocraticos de la caballeria literaria
Lugar de publicacion original: Barcelona