Por el componente ideologico que subyace en el diseno de los libros de caballerias, los caballeros “desamorados” no son numerosos y, ademas, “su aparicion trasluce una doble finalidad.” (p. 530): condena y humor. Entre los ‘desamorados’ se analizan los casos de Dinadan (Amadis de Gaula), de Orsil el Casto (Lisuarte de Grecia, de Juan Diaz), Durteo el Desamorado (Florando de Inglaterra), ejemplos todos ellos de caballeros que quedan fuera de la ley de los amadores. En cuanto a los adulteros, estos pueden llegar a ser motores narrativos, como ocurre entre Afabio y Teodolana, una pareja de cunados que mantienen relaciones carnales en el Floriseo. Floriseo interviene y reconduce su actitud, reincorporandolos “al grupo mediante la aceptacion de las normas sociales y religiosas.” (p. 534). Los mismo ocurre con el Caballero Picardo en el Clarian de Landanis (1521) de Alvaro de Castro; en el Reimundo de Grecia y el episodio del rey Cleopatro de Egipto, quien aboca a su mujer, la reina Adriana, al adulterio; o en el Polindo, donde el rey Naupilio de Macedonia ha sido enganado por su esposa. En estos dos episodios, el adulterio parece el prologo elegido para esbozar la progresion heroica de los caballeros protagonistas, mientras que los efectos amorosos que suscitan en un primer momento las relaciones extramaritales quedan arrinconados en un segundo plano. (p. 537). En cambio, en el Primaleon y en Feliciano de Silva (sobre todo en los Floriseles) el adulterio tiene tintes distintos. Ahora no hay una intencion ejemplar, sino una voluntad amplificatoria o una vocacion humoristica e ironica
Lugar de publicacion original: Caceres