Destinatario: Isabel I (de acuerdo con los datos ofrecidos por el proemio y la portada)
Fecha de traduccion: post quem 1431 (muerte de Juana de Arco)
Testimonios manuscritos: Actualmente solo se conserva un testimonio manuscrito relacionado con el texto transmitido por la tradicion impresa de la obra. Se trata de la Miscelanea historico-geografica (Madrid. BME, ms. M.I.16, fols. 56v-57r), que pudo haberse servido de algun testimonio impreso para la redaccion del episodio de la toma de La Rochelle, y que estaria fechado post quem 1520. Se desconoce, por tanto, el manuscrito que pudo haber servido de original de imprenta pero, segun Campo e Infantes (2006: 53-59), la mencion a una “Cronica de la Poucela” en la descripcion de ese mismo episodio de La Rochelle en la Cronica de don Alvaro de Luna de Gonzalo Chacon aludiria, si no a este testimonio perdido, a uno estrechamente relacionado con el.
Nueve testimonios impresos: 1) S.l.: s.i. , ant. 1503; 2) Sevilla: Jacobo Cromberger, 1520; 3) Sevilla: Juan Cromberger, 1531; 4) Sevilla: Juan Cromberger, 1533; 5) Sevilla: Dominico de Robertis, 1541; 6) Burgos: Felipe de Junta, 1561; 7) Burgos: Felipe de Junta, 1561; 8) Sevilla: Sebastian Trujillo, 1566; 9) Alcala de Henares: Sebastian Martinez, 1584;
Reescritura: La historia de la difusion impresa de la Poncella de Francia en la imprenta del siglo XVI es el resultado de un largo proceso de codificacion generica y editorial que solo puede entenderse abordando su estudio desde la propia genesis textual.De los origenes del relato en castellano a la difusion impresaPoco o nada se conoce sobre la genesis del texto en castellano, sobre la que solo cabe conjeturar. En la Cronica de don Alvaro de Luna, compuesta posiblemente por Gonzalo Chacon, tras referir el conocido episodio de La Rochelle, segun el cual la armada espanola habria acudido en socorro de los franceses tras recibir una misiva de Juana de Arco, se menciona que estos hechos han sido extraidos de una supuesta “cronica de la Poucela” que “quando sea salida a la luz, se podra bien ver”. Independientemente de si esta mencion se corresponde con los topicos caballarescos y con los intentos por dotar al fragmento de verosimilitud, el extracto, por sus correspondencias con el texto que se conoce en las ediciones impresas, remite a un posible modelo comun por la inclusion de una serie de errores en ambos entre los que se incluyen fechar el episodio narrado en 1436, ano en que Juana de Arco ya se encontraba fallecida. En cuanto a la datacion de ese arquetipo que reflejaria la version primigenia de la que habrian partido tanto Chacon, como el autor de la version recogida por las ediciones impresas, la supuesta “cronica” estaria ya circulando ca. 1453-1460, momento en el que mayoritariamente se compone la Cronica de don Alvaro, o en fechas algo mas tardias, si se presupone que formaria parte de los retoques que sufrio la obra hasta 1500, siempre sin sobrepasar el ano de 1474 (Campo e Infantes 2006: 53-59).Queda por situar cronologicamente la elaboracion de la version que pasaria a la imprenta. De acuerdo con los datos ofrecidos por el proemio, donde Isabel I ya ostenta la condicion de soberana, el texto tuvo que haberse compuesto necesariamente a partir de 1474 y en momentos anteriores a 1492, cuando tiene lugar la toma de Granada y a cuyas tentativas se alude en dicho paratexto (Campo e Infantes 2006: 59). Algunos autores han sugerido la posibilidad de una redaccion previa del texto sin el consecuente prologo, apuntando a la posibilidad de que este hubiese sido compuesto todavia en los momentos en los que Isabel era princesa, pero no muy alejados de su coronacion, de acuerdo con una de las posibles orientaciones genericas de la obra (Rucquoi 1990: 164-166). En consecuencia, el preliminar habria sido un anadido a posteriori que se habria incorporado en el paso del texto a la imprenta poco antes de 1492 y antes de la muerte de la soberana en 1504 (Alvar-Lucia Megias: 632).Pese a los intentos por dotar de una autoria concreta a la obra, y que pasaria por nombres como Hernando del Pulgar, a quien la atribuyo Quicherat por el papel de embajador que el mismo se otorgo (Puymaigre 1881: 554), o el propio Gonzalo Chacon, por las similitudes entre el texto y su Cronica y la cercania con Isabel I (Rucquoi 1990: 169), debe considerarse esta version de la Poncella de Francia como anonima. Tras ella se encontraria, en ultima instancia, la mano de “un autor cercano a la casa de Isabel la Catolica, como lo fueron desde luego Chacon y Pulgar, y con conocimiento directo de Francia. Quiza fue precisamente ese autor anonimo el que trajera a Espana la obra escrita en frances sobre la heroina ya mencionada, tras la estancia en el pais vecino” (Campo e Infantes 2006: 30).Es muy posible, por tanto, que la obra que actualmente se conserva en las nueve ediciones quinientistas fuese el resultado de un proceso de reelaboracion textual de ese arquetipo especificamente para la imprenta, tal y como el proemio y las propias caracteristicas textuales, materiales e iconograficas de la obra permiten corroborar.Caracteristicas materiales, iconograficas y textuales de las edicionesTodas las ediciones quinientistas, ademas de compartir el formato cuarto, presentan identica organizacion del contenido narrativo. De manera anomala a lo que sucedio en la imprenta con obras de similares caracteristicas y argumento caballeresco en su paso al nuevo soporte, la Poncella no presenta una fragmentacion textual en capitulos. La materia narrativa aparece presentada en todos los testimonios conservados mediante un incipit que sintetiza en lineas generales el argumento de la obra: “Comienca la destruicion de Francia, a cuyo remedio fue casi la Poncella del cielo venida”. A partir de ese momento, el texto carece por completo de epigrafes que guien al lector mas alla de introducir, en alguna ocasion aislada, el discurso de algun personaje, especialmente en los primeros momentos del relato, y marcar, al final del mismo, las condiciones del aguila. Las divisiones textuales aparecen presentadas mediante la introduccion de una inicial xilografica o lombarda que indica, o bien el inicio del discurso de algun personaje o el contenido de las cartas que escriben, o bien cambios espaciales o de accion mas que “unidades argumentales o tematicas perfectamente coherentes” (Campo e Infantes 2006: 64).Textualmente, se ha achacado a esta version de la leyenda de Juana de Arco una falta de adecuacion a los acontecimientos historicos protagonizados por la heroina francesa. Efectivamente, el texto transmitido por esta version de la leyenda de Juana de Arco abandona la verdad historica del personaje, de la que solo se toman algunos datos reales concretos, para construir una “historia fingida” que se mueve alrededor del concepto de verosimilitud (Campo e Infantes 2006: 12-24). Los hechos historicos y militares apenas tienen relevancia en beneficio de las descripciones de batallas, que le otorgan regusto caballeresco, y a las que se anade como elemento fabulador situar en el origen del conflicto que se desencadena en el pais galo un enfrentamiento derivado de un caso amoroso (Campo 1993: 361-362) En el conjunto del relato prima la construccion de una conciencia nacional castellana mediante la comparacion con Francia y a traves de, precisamente, el episodio de La Rochelle. Todo lo anterior deriva directamente en la creacion de un personaje que toma como referente a Juana de Arco pero que no es identificada como tal, sino que es reconocida a partir del sobrenombre que se le proporciona, Poncella de Francia, convirtiendola en un personaje literario en el que el paralelismo con el heroe caballeresco esta claramente definido mediante la encarnacion de una serie de valores muy del gusto de los lectores nobiliarios de finales del siglo XV (Campo e Infantes 2006: 20-26). Esto no significa una conatruccion del modelo femenino a partir del referente de la Vigo Bellatrix, sino una adopcion de los rasgos caballerescos, tanto en vestimenta, como en el modo de desenvolverse en el campo de batalla (Lobato Osorio 2009). El final es buena prueba de ello. La Poncella, lejos de morir quemada en la hoguera, termina siendo reconocida como salvadora del reino y, ahora desde un palacio, rechaza propuestas de matrimonio para deleitarse con las hazanas de los heroes y guerreros mas famosos. En cuanto a los aspectos estilisticos del texto, en la obra abundan acepciones terminologicas bastante arcaicas y una sintaxis enrevesada y latinizante muy cercana al lenguaje cronistico, pero no alejada de lo que era habitual en las obras del ultimo tercio de siglo (Campo e Infantes 2006: 27). El proceso de transmision textual a lo largo del Quinientos no ha contribuido a alterar sustancialmente el contenido, mas alla de las variantes y errores derivadas de las distintas lectiones de los componedores, aunque si parece que el testimonio representado por la edicion sevillana de Sebastian Trujillo, 1567, es mas proclive a intervenciones textuales que adaptan aspectos concretos como las menciones religiosas o la elision de datos considerados como poco veridicos (Campo e Infantes 2006: 48).Todas estas particularidades textuales tienen su manifestacion mas directa en la iconografia reflejada por las xilografias de portada, que van a ser determinantes para definir la adscripcion editorial que recibira la obra en soporte impreso en el siglo XVI.La totalidad de ediciones quinientistas que se han conservado con grabado en esta posicion inicial reflejan en este una escena claramente asociable con el genero caballeresco. Esto es evidente en las burgalesas de Felipe de Junta, donde se percibe que la xilografia ha sido creada ex profeso para el texto y donde la Poncella aparece representada como un jinete caballero armado por completo, con un caballo enjaezado y en corveta y la espada desenvainada en posicion de ataque. Una posible datacion de este grabado a principios del siglo XVI, cuando el taller burgales todavia estaba en manos de Fadrique de Basilea, mostraria que la iconografia inicial de la obra habria sido especifica y habria sufrido un proceso de generalizacion referencial, hecho que se evidencia en las restantes ediciones de la obra impresas en este siglo.Los Cromberger, siguiendo los patrones propios de su oficina tipografica, que se caracterizo por sentar modelos iconograficos caballerescos que fueron imitados por otros talleres, especialmente los sevillanos, optaron por situar en la portada una xilografia procedente de un set destinado al adorno del texto interior, practica que fue habitual en esta imprenta hispalense para las historias caballerescas breves a partir de 1526, destinando la imagen del caballero jinete a los principales titulos de libros de caballerias, fenomeno avalado tambien por la reutilizacion de esta plancha. La escena de estas ediciones de la Poncella, donde el componente belico desaparece a favor del cortesano, adquiere un valor aun mas referencial si cabe.Un proceso similar siguio Sebastian Trujillo para su edicion, al colocar en esta posicion central de la obra un grabado copiado de una de las planchas de los Cromberger que representa el encuentro de un caballero con una dama, y que en el taller de esta saga sevillana se habia empleado para adornar la Cronica troyana.Por su parte, la edicion alcalaina si que muestra una iconografia plenamente caballeresca con el caballero jinete armado, si bien se trata de un grabado que, por los titulos en los que fue reutilizado, se especializo tambien en la ilustracion de obras caballerescas breves.Este recorrido iconografico por las ediciones impresas quinientistas de la Poncella solo evidencia que, con la excepcion de las ediciones burgalesas, donde se percibe a Juana de Arco armada con la melena al viento, en el resto de ediciones se antepone la referencialidad caballeresca a la iconografia que habia mostrado esta doncella guerrera en la iconografia escultorica y manuscrita de la epoca, vid. Alberto Montaner Frutos, "El "estaindart" de Juana de Arco", Banderas. Boletin de la Sociedad Espanola de Vexilologia, 132 (2014), pp. 1-69.Configuracion dentro de un genero editorialLa primera adscripcion generica de la obra corresponde con el momento de su composicion y la incorporacion del proemio dirigido a la dedicataria, que acerca irremediablemente a la Poncella a los espejos de princesas. A Isabel I se le ofrece la imagen de Juana de Arco, relativamente cercana a ella en tiempo y en espacio, como modelo de justicia y de buena administradora y cuyas virtudes y cualidades militares deben ser alabadas y tenidas como referentes (Rucquoi 1990: 163-166; Lobato Osorio 2009). De ahi que se haya producido en esta version de la leyenda de Juana de Arco una hispanizacion del personaje y su comparacion con referentes conocidos por los lectores, como la caida de Troya o la conquista de la Espana visigoda (Alchalabi 2016). Esta propuesta ejemplarizante, que pretende transmitir su didactismo a traves de una codificacion claramente caballeresca (Campo 1993: 362), conduce a la obra irremediablemente a su segunda identificacion generica. Una vez fallecida la soberana en 1504, y conforme las reediciones se adentren en el siglo XVI, el prologo, aunque mantenido, dejara de tener valor para el lector, y seran precisamente los motivos caballerescos del relato (descripcion de las batallas, la caracterizacion de la protagonista...) los que ocupen el primer lugar en el horizonte de expectativas de los lectores quinientistas. Es aqui donde la obra irrumpe como parte del genero editorial de la “narrativa caballeresca breve”, terminologia acunada por Victor Infantes, “La narracion caballeresca breve”; en Evolucion narrativa e ideologica de la literatura caballeresca, Maria Eugenia Lacarra (coord.), Bilbao, Servicio Editorial de la Universidad del Pais Vasco, 1991, pp. 165-182 y “El “genero editorial” de la narrativa caballeresca breve”, Voz y letra, 7, 2 (1996), pp. 127-132, y Nieves Baranda, “Compendio bibliografico sobre narrativa caballeresca breve”, en Evolucion narrativa e ideologica de la literatura caballeresca, Maria Eugenia Lacarra (coord.), Bilbao, Servicio Editorial de la Universidad del Pais Vasco, 1991, pp. 183-191 y “Las historias caballerescas breves”, Anthropos, 166-167 (1995), pp. 47-50. La “narrativa caballeresca breve” acoge un conjunto de textos que mantuvieron un origen similar y una codificacion parecida en la imprenta fruto las ambiciones comerciales de los impresores de este siglo. Entre las caracteristicas propuestas por ambos estudiosos se encontrarian la gestacion en periodo medieval, a menudo a traves de traducciones, un formato generalmente unitario en cuarto con una extension no superior a los ocho pliegos y la trascendencia del soporte impreso para su constitucion literaria, que en algunos casos hara pervivir a las obras mas alla de 1600, ademas de elementos narrativos cercanos a los libros de caballerias en muchos de los titulos del corpus.La Poncella de Francia se erige asi como ejemplo paradigmatico de narrativa caballeresca breve y de estos supuestos, pues su difusion, alejada ya por completo del speculum reginae, continuara durante los dos siglos inmediatamente posteriores con, al menos, tres ediciones mas (Campo e Infantes 2006: 49-51):-Madrid, Francisco Sanz, s.a., pero ca. 1680-Madrid, Francisco Sanz, s.a., pero ca. 1685-Valladolid, Jose de Rueda, s.a., pero ca. 1735