Destinatario: ded. Isabel la Catolica (prologo)
Fecha de traduccion: 1491 (de acuerdo con la parte correspondiente a los Siete libros de la guerra judaica)
Testimonios manuscritos: No se conservan testimonios manuscritos. La traduccion se hizo a partir de la version que contenia la edicion latina impresa en Verona en 1480 de los Siete libros de la guerra judaica (Alvar-Lucia Megias, Repertorio, p. 188)
Un testimonio impreso: 1) Sevilla: Estanislao Polono, 1492;
Reescritura: La traduccion, que toma como punto de partida la version latina de Rufino de Aquilea mostrada por el impreso verones de 1480, que sirvio como modelo, se inserta dentro de la labor historiografica y humanistica realizada por Alonso de Palencia. Dirigida la obra a Isabel la Catolica en su vejez (“propuse en mi extrema vejez continuar el estilo de bien servir a vuestra merced dentro de los umbrales de mi pobre domicilio”), pues falleceria el mismo ano de 1492 que vio la luz la princeps, se desprende de sus palabras un intento de redencion hacia la soberana que lo habia apartado de su labor de cronista real en 1480 por las excesivas simpatias que mostro hacia el rey Fernando y su vinculo con Carillo; vid. Fernando Gomez Redondo, Historia de la prosa de los Reyes Catolicos: el umbral del Renacimiento, Madrid, Catedra, 2012, vol I, p. 46. Al igual que en su modelo, Palencia incluye los dos libros de Flavio Josefo Contra Apion como continuacion de los Siete libros de la guerra judaica. Tal y como menciona en el prologo, su voluntad habia sido en un primer momento acercarse al conjunto de la obra de Flavio Josefo empezando por la traduccion de las Antiguedades judias, pero percibio como inabarcable el proyecto dada su avanzada edad y prefirio centrarse en estas ultimas: “E dende aun que esta narracion era postrimera en tiempo, fizo mencion en ella como avia el escripto la Antiguedad judaica en veinte libros (...) E si yo me atreviera a la grandeza de la mayor narracion en que se contienen los veinte libros, aqueste prohemio de lo de las causas de mi traduccion pusiera en lo de la Antiguedad, mas la vejez es con razon un poco atrevida a las mas luengas jornadas”.Algunos autores han dilucidado, si no un origen converso del autor, un vinculo cercano con familias conversas importantes (Alemany 1978; 1981), lo que justificaria en cierto modo su traduccion en un momento de tension con los judios que culminaria en el Edicto de Granada y su expulsion en 1492 (Duran Barcelo 1993). Su defensa de los judios es mas visible en Contra Apion, donde incluye como cierre el parrafo de san Jeronimo que afirma de Flavio Josefo que “aduze tantos testimonios de las cosas seglares que a mi se convierte en miraglo como pudo ser que un varon judio desde la ninez criado en la ensenanza de las letras sacras aya trastornado toda la libreria de los griegos”. Por el contrario, es tenue en el prologo general, donde en la Guerra judaica, “aquel muy ensenado varon mostro tan llena amistad a lo verdadero y tan grande aborrescimiento a las malvadas costumbres de los judios, sus contemporaneos”.El discurso de contestacion contra el griego Apion no debio ser visto como adecuado en fechas posteriores y una vez puesto en marcha el mencionado edicto que culmino con la diaspora judia, pues fue eliminado de las reediciones, que presentan como novedad principal una nota al lector donde se le informa que se ha revisado y clarificado la traduccion que realizase Palencia. En esta supresion quizas se veria un intento por potenciar la parte mas puramente historiografica de la obra, donde el mensaje transmitido se ajustaba mas a la ideologia contra los judios que se habia impuesto en el reinado de los Reyes Catolicos a finales del siglo XV. Con todo, esa nueva labor de presentacion no se llevo a cabo con el suficiente cuidado, pues se ha mantenido el prologo del autor con la mencion a su traduccion de estos dos ultimos libros, aunque gracias a esta nueva eelaboracion del texto, sobre todo a partir del interes que desperto en Erasmo de Rotterdam, se revitalizase la obra de Flavio Josefo durante el siglo XVI en la Peninsula (Coroleu 2001).