Testimonios manuscritos: No se conocen testimonios manuscritos de la obra.
Doce testimonios impresos: 1) Burgos: Fadrique Biel de Basilea, 1509; 2) Valencia: Jorge Costilla, 1527; 3) Sevilla: Jacobo Cromberger, 1528; 4) Toledo: Juan de Ayala, 1538; 5) Sevilla: Dominico de Robertis, 1542; 6) Sevilla: Dominico de Robertis, 1546; 7) Sevilla: Dominico de Robertis, 1549; 8) Sevilla: Sebastian Trujillo, 1557; 9) Burgos: Felipe de Junta, 1561; 10) Burgos: Felipe de Junta, 1561; 11) Sevilla: Sebastian Trujillo, 1566; 12) Alcala de Henares: Sebastian Martinez, 1585;
Reescritura: Los origenes del texto y la imprentaLas peculiaridades que presenta la obra, y fundamentalmente la ausencia de una filiacion que la relacione con una version castellana anterior o con otro poema o relato en prosa pertenecientes a la ficcion europea, planteo la hipotesis inicial de una redaccion ca. 1509, fecha de publicacion de la primera edicion conocida, realizada ex profeso para el nuevo soporte de tipos moviles (Beltran 2016: 517). La aparicion de una pequena referencia en el documento que recoge la cesion hecha por dona Aldonza de Mendoza, duquesa consorte de Arjona, donde se alude a un «librillo pequeno roto que fabla de Canamor» (Isabel Beceiro Pita, «Modas esteticas y relaciones exteriores: la difusion de los mitos arturicos en la Corona de Castilla (s. XIII-comienzos s. XVI)», En la Espana medieval, 16 (1993), pp. 135-167, p. 137) permite retrotraer la hipotetica fecha en la que la historia circularia ya por territorio peninsular a 1435. Tampoco es descartable una redaccion independiente de ambas partes separadas entre si en el tiempo, afirmacion que podria justificarse desde una perspectiva material y tipografica y desde el contenido narrativo.La mencion a ese «librillo roto» identificado solo como Canamor podria implicar que el texto no tuviera en ese momento las dimensiones que poseyo en su difusion quinientista, sino que bien podria constituir una primera parte referida a este personaje que se hubiese desgajado de un codice mayor (Beltran 2015: 74). Para Gomez Redondo (2012: 1683), este estadio inicial de redaccion se relacionaria con los acontecimientos acaecidos en la decada de 1430, momento en el que Alvaro de Luna gozaba de gran poder sobre la nobleza y la realeza y cuya figura podria ser identificable con Brocadan, tirano y falso privado al que se enfrenta Canamor en su ultima aventura. En el conjunto de ediciones quinientistas, el contenido se estructura en 45 capitulos epitomaticos introducidos por un incipit que presenta en rasgos generales a Canamor y apenas menciona al final a su hijo Turian. No obstante, y sin interrumpir la numeracion de capitulos, Turian disfruta de su propio incipit introductorio donde se enfatizan sus hazanas y que, con la excepcion de la edicion burgalesa de 1562, decora el inicio del texto con una letra xilografica ornamental de un tamano superior, similar a la presente en el capitulo primero y que le otorga independencia tipografica. Esta individualizacion de ambas partes adquiere punto culminante en la edicion complutense de 1586, donde el texto de Canamor termina en cul de lamp, frecuente en finales de libro y colofones, desplazando a los capitulos correspondientes al Turian al recto siguiente.En cuanto al contenido, Turian finaliza con su proclamacion como rey y algunas campanas belicas en las que «guerreo con los canarios y los turcos, y en la Gran Bretana muchas islas que gano de moros. Y vencio muchas batallas campales, y de indianos y de todas las otras naciones» (Baranda 1995: 122). Las alusiones a las islas Canarias, cuya conquista se llevo a cabo entre 1478 y 1496, y a los turcos e indianos, protagonistas de las primeras decadas de la nueva centuria, situarian la composicion de esta parte a finales del siglo XV y principios del siglo XVI. Dispares y poco homogeneas son tambien las reparticiones de la materia narrativa dedicada a contar las hazanas de ambos protagonistas. De los 45 capitulos totales solo 11 se dedican a Canamor, mientras que Turian ocupa los restantes. Esto es extrapolable a las influencias literarias que se perciben en ambas partes. Los motivos principales de algunos de sus episodios parecen guardar relacion con otros caracteristicos de la materia arturica y con elementos de la ficcion bretona perceptibles en enfrentamientos de lucha caballeresca y el esquematismo en el comportamiento de algunos personajes, pero si bien Canamor esta mas cercano a los referentes arturicos, Turian incorpora elementos bizantinos y muy heterogeneos. Las aventuras maritimas en ambos relatos actuarian como hilo unificador (Beltran 2015: 81), junto con dos ideas: que la condicion caballeresca debe ser conquistada mediante el ejercicio de las armas y la evitacion del ocio, y que un infante debe conseguir un reino antes de que su progenitor le entregue el suyo (Gomez Redondo 2012: 1683-1690).Todo lo anterior conduce a una posible redaccion tardia conjunta de ambos relatos en los albores del siglo XVI con influencias de otros textos literarios que estaban conociendo difusion impresa en esa epoca. El enfrentamiento entre Canamor y Brocadan remitiria a una difusion antigua del primer Amadis o incluso a la reescritura de Montalvo, donde aparece tambien este personaje definido como un mal consejero. El caracter hibrido entre lo arturico, lo bizantino y lo sentimental muestra vinculos con la Historia del rey Apolonio, cuya princeps se localiza en Zaragoza ca. 1488 y con el Tristan, impreso por primera vez en castellano en Valladolid por Juan de Burgos en 1501. El principal rasgo aglutinador entre ambas historias es el cierre, que podria haber sido anadido, y que sugiere tenuemente la continuacion a partir de la genealogia del heroe y de un caballero de una nueva generacion. Fue precisamente Montalvo a traves de las Sergas quien instauro este modelo topico de la poetica del genero caballeresco que condiciona la continuacion al plantear un cambio generacional que no deja aventuras pendientes y tramas truncadas, vid. Daniel Gutierrez Trapaga, Rewritings, Sequels and Cycles in Sixteenth-Century Castilian Romances of Chivalry, Woodbridge, Tamesis, 2017, 35-41. Todo ello sugiere de nuevo una posible influencia de las obras de Montalvo. Diferente seria el contexto de recepcion del conjunto, donde la amalgama de elementos aparentemente dispares y exoticos, en especial en el Turian, cumplirian la finalidad de «colmar todas las expectativas posibles que los lectores pudieran tener» (Gomez Redondo 2012: 1689).Titulaciones e incipitsPracticamente la totalidad de ediciones del Canamor presenta el contenido general de la obra bajo el membrete «historia», uno de los mas populares en la tradicion impresa del siglo XVI en cuanto a contenido ficcional se refiere. Para Victor Infantes, «Tipologias de la enunciacion literaria en la prosa aurea. Seis titulos (y algunos mas) en busca de un genero: obra, libro, tratado, cronica, historia, cuento, etc. (IV)», en Actas del XIII Congreso de la Asociacion Internacional de Hispanistas (Madrid, 6-11 de julio de 1998), eds. Florencio Sevilla Arroyo y Carlos Alvar, Madrid, Castalia, vol. III, pp. 641-654, esta etiqueta en la titulacion de una obra de ficcion no seria sino el identificativo del genero editorial de la «narrativa caballeresca breve», contribuyendo a darle caracter unitario. No obstante, es en realidad el resultado de un desplazamiento semantico entre los terminos «estoria» y «cronica» que se produjo a lo largo de la Edad Media, y que permitio que el primero pasase a designar simplemente a la materia narrativa expuesta, desplazando a “libro” de las titulaciones (Fernando Gomez Redondo, "Historiografia medieval: constantes evolutivas de un genero", Anuario de Estudios Medievales, 19 (1989), pp. 3-15, pp 3-8). Este proceso da lugar a oscilaciones perceptibles en obras como el Canamor, cuya edicion valenciana de 1527 se presenta como «libro» entendido como obra de cierta extension, como una unidad textual, formal y literaria y como producto terminado (Victor Infantes, "Tipologias de la enunciacion literaria en la prosa aurea: seis titulos (y algunos mas) en busca de un genero: libro, obra, tratado, cronica, historia, cuento, etc. (II)", en Actas del XII Congreso de la Asociacion Internacional de Hispanistas (Birmingham, 21-26 de agosto de 1995), ed. Jules Wicker, Birmingham, University of Birmingham-Department of Hispanic Studies, 1998, pp. 310-318, pp. 312-313).Estas fluctuaciones se ven tambien en el incipit, introductor del texto ante el lector. Con la excepcion de la edicion complutense, todas se decantan por la mencion «libro», entendida aqui como «division y parte titulada o formulada bajo otros conceptos» que sirve de estructuracion unitaria de una obra (Infantes, 1998: 313-314), fragmentacion interna que se encuentra especialmente en las ediciones del Amadis. En contraposicion, Turian prefiere el termino «cuento», anomalo pero no ausente de la tradicion de algunas obras, y que resulta controvertido. Como genero literario aparece ya constituido desde la Edad Media con la brevedad como rasgo mas evidente, aunque terminologicamente sufra abundantes oscilaciones. Por ello resulta interesante el conjunto de obras contenidas en el codice escurialense h.I.13, donde cuatro de ellas se identifican como «cuento» en su incipit o explicit y cuya extension y caracteristicas narrativas mas casan con una «historia». En el contexto escurialense «cuento» guarda un fuerte vinculo con hechos narrados y conectados con la oralidad, que se mantiene incluso en el paso a la imprenta, asi lo evidencia la Historia de la reina Sebilla en el inicio de su edicion incunable antes de desaparecer en su difusion quinientista (vid. http://comedic.unizar.es/index/read/id/222). Por ello, no parece arriesgado suponer que pudo haber existido un testimonio previo del Turian en iguales terminos que el Canamor, identificado como tal y con evidentes marcas orales que fueron pulidas para la reescritura conjunta.La simplicidad de los titulos acoge unicamente la funcion informativa y da cuenta de los protagonistas de ambas historias y de su filiacion, pero puede reconocerse en ambos incipits una estrategia amplificadora similar a la operada en los libros de caballerias. De acuerdo con la propuesta clasificatoria de Lucia Megias, Imprenta y libros de caballerias, Madrid, Ollero y Ramos, 2000, p. 275, el Canamor anade un comentario que resume el contenido general de la obra («y de las grandes aventuras que ovieron»), ademas de completar mediante la adjetivacion la valia del protagonista («esforcado rey Canamor»). Similar camino recorre el Turian, que ademas de poner enfasis en sus aventuras belicas («el cuento y grandes cavallerias que hizo el buen infante Turian»), explicita la genealogia del personaje como medio para enlazarlo con la historia anterior («hijo del rey Canamor y de la reina Leonela»).GrabadosDel analisis de los grabados se percibe una tendencia mayoritaria hacia la asimilacion con los libros de caballerias, tanto en motivos iconograficos como en los patrones de reutilizacion de las planchas. Valencia fue una ciudad trascendente para la edicion de los libros de caballerias, puesto que muchos conocieron su editio princeps en estas prensas (Marta Haro Cortes, «Motivos iconograficos y su difusion en la imprenta valenciana: las portadas de los libros de caballerias», en Texto, edicion y publico lector en los albores de la imprenta, ed. Marta Haro Cortes y Jose Luis Canet, Valencia, PUV, 2014, pp. 83-108), a la que se sumaria tambien Sevilla. En esta ciudad fue fundamentalmente la familia Cromberger quien creo modelos editoriales caballerescos que fueron imitados en otros talleres, epecialmente en la ciudad, como demuestran las planchas belicas de lid empleadas por Dominico de Robertis y Sebastian Trujillo en sus ediciones de esta obra. En relacion con la literatura caballeresca, los Cromberger aplicaron excelentes politicas de rentabilizacion de las planchas de su taller mediante su inclusion en obras muy dispares, mayoritariamente en la narrativa caballeresca breve, tanto en programas iconograficos interiores como en portada. En el Canamor nos encontramos ante un claro intento por acercarlo a la estetica de un libro de caballerias para hacerlo mas atractivo al publico, proponiendo ademas un texto en un formato mas asequible. La eleccion de un combate de justas no es casual, puesto que este motivo belico, en portada, apenas posee significado emblematico y depende de la disponibilidad editorial, por lo que es adecuado para representar cualquiera de los enfrentamientos belicos que recoge el contenido narrativo (Jose Manuel Lucia Megias, Imprenta y libros de caballerias, Madrid, Ollero y Ramos, 2000, pp. 216-217). En terminos similares puede hablarse del motivo del caballero jinete, claramente asociable con cualquiera de los protagonistas de la historia.La imprenta burgalesa se aleja de las anteriores. La larga experiencia de la saga familiar de Fadrique de Basilea en la edicion de pliegos de cordel desde Alonso de Melgar propicio que Felipe de Junta reutilizara planchas que habian aparecido en ediciones de narrativa caballeresca breve en pliegos de romances y viceversa, en un intento por sacar rentabilidad a unas xilografias que seguramente fueron creadas ex profeso para la primeras, y por introducirlas en un circuito de difusion mas popular. Por su parte, Juan de Ayala en la imprenta toledana opto simplemente por presentar su edicion con un grabado de portada que, lejos de asociarse lejanamente con momentos cortesanos puntuales del contenido, habria supuesto simplemente una estrategia de amortizacion de la inversion en un grabado que muy posiblemente aparecio en otras obras de tematica muy diversa.Todo lo anterior en su conjunto permite extraer como principal conclusion que, si bien esta obra forma parte del corpus del genero editorial de narrativa caballeresca breve propuesto por Victor Infantes, «La narracion caballeresca breve», en Evolucion narrativa e ideologica de la literatura caballeresca, ed. M.ª Eugenia Lacarra, Bilbao, Servicio Editorial Universidad del Pais Vasco, pp. 165-182 y Nieves Baranda, «Compendio bibliografico sobre la narrativa caballeresca breve», en Evolucion narrativa e ideologica de la literatura caballeresca, ed. M.ª Eugenia Lacarra, Bilbao, Servicio Editorial Universidad del Pais Vasco, 1991, pp. 183-191, la ultima decision en la configuracion material de las ediciones y su asociacion con determinados generos la tomaron los distintos tipografos de las imprentas peninsulares.