El autor parte de su experiencia personal como recolector de materiales folcloricos en distintas zonas del Alto Aragon para reflexionar en torno a esta labor. Ello le ha permitido considerar la investigacion folclorica englobada en la disciplina filologica, aunque con peculiaridades propias. El narrador o narradora es un autentico interprete que convierte su interpretacion en una representacion, de la que espera que surjan futuros narradores. La narracion folclorica se convierte asi en un acto de ensenanza-aprendizaje. Esto exige acercarse lo mas posible al contexto natural de estos actos de habla, lo que permite comprobar hasta que punto el arte narrativo oral, y no solo el corpus de cuentos folcloricos, debe de ser objeto de investigacion. Dada la situacion en la que se encuentra el patrimonio oral, es muy util centrarse en el repertorio de una sola persona y, sobre todo, ser muy respetuoso con el interprete para evitar su rechazo. Su propuesta es considerar a los interpretes como autores y reservar para el recolector el papel de editor
Lugar de publicacion original: Valencia