La autora parte de la consideracion de la leyenda como cristalizacion local del mito universal y se detiene en el estudio de algunas propias del Pirineo oriental. Encuentra una serie de temas recurrentes en los diferentes valles, entre los que destaca la preocupacion por un entorno agreste. Comenta algunas, como las piedras singulares, vistas como trasformaciones de humanos o animales, el pueblo desaparecido por el maltrato al peregrino divino, los mainarons autores de taludes pedrizos, leyendas sobre la ultima anciana superviviente de un pueblo o sobre el inicio de las nevadas, etc. Las construcciones singulares, como dolmenes, los pasadizos misteriosos, puentes, se relacionan con pobladores primitivos, moros, diablos. Por ultimo atiende a la fauna espiritual y a sus denominaciones como fata, miota, encantarie y concluye: las montanas del Pirineo, que han sido paso de tantas civilizaciones y pueblos, han acabado por convertir, con el correr de las generaciones, a seres de carne y hueso en fauna espiritual, mezclando denominaciones y diabolizando conductas (p. 165)
Lugar de publicacion original: Zaragoza