Se reflexiona sobre la informacion recibida de mudejares y moriscos durante su exilio, primero interior, luego exterior y finalmente expulsion. Se escucha su voz, voz que se intento apagar, con el ghetto de las aljamas y con el exilio, en la sociedad cristiana. Pero es una voz en la propia lengua de los opresores, con sus caracteristicas propias, porque no se dirigia a ellos sino a los aragoneses musulmanes, que habian aceptado esa condicion cultural de su insercion en la sociedad cristiana hispanica. (pp. 226-227)
Lugar de publicacion original: Zaragoza