Garcia Marquez siempre fue reacio a la critica, en gran parte porque consideraba que vaciaba a la literatura de su esencia, desarticulando la metafora, los simbolos. En su obra se produce especialmente una mezcla entre lo fabuloso y la realidad misma, que pasan a formar parte inseparable de un mismo mundo. El angel de su cuento, mito pero demasiado humano, es un ejemplo claro de este reino de lo indiferenciado en el que la fabula se hace realidad. No es que los antiguos mitos se vacien de contenido, sino que vuelven a su primigenio sentido de “hecho para contarse, hecho que vive en el gesto de ser contado”. Garcia Marquez modifica la condicion excepcional de lo maravilloso, que enfrentaba lo real y lo ficticio. Los mitos persisten, se hacen cotidianos, creando un espacio en el que la ilusion y la verdad no se diferencian