Son multiples los factores que dieron a la tradicion oral una importancia tan capital en la Edad Media: el analfabetismo, la escasez de papel, la escritura reservada a una minoria… La palabra era la gran fuente de informacion y de comunicacion. La religion cristiana participaba de esta cultura de lo oral, y de hecho articulo sus ritos sobre la palabra: recitaciones, cantos, himnos, muchas veces aprendidos de memoria y transmitidos oralmente. Los teologos cultivan la hagiografia con sus exempla mas a menudo que la propia teologia, impregnados de esa tradicion oral. Los mas instruidos defendian el prestigio de lo oral como fuente de saber: lo visto y lo oido por uno mismo. No hay que olvidar que la Biblia recoge las experiencias directas de Abraham, Moises o los profetas, y que los evangelistas escribieron lo que habian oido contar. Por todo esto los teologos medievales, como Guibert de Nogent, Agnellus de Ravenne o Tomas de Aquino confirman el valor de la palabra, anterior a lo demas (“En el principio estaba la Palabra”) y por tanto fuente de autoridad. La etnografia actual debe reparar en los textos medievales si quiere estudiar la presente tradicion oral y el folclore en un momento como el actual en el que lo hablado vuelve a tener un papel central en la sociedad
Lugar de publicacion original: Ottawa