Clasificado como AT 1854*, este cuento recoge la idea de que antiguamente los sastres se desplazaban de su casa hasta la casa del cliente no solo para tomarle las medidas de las prendas sino para coserselas in situ. Terminada la jornada regresaban a su hogar y si el cliente estaba en otro pueblo, el sastre volvia de noche por los caminos con miedo a ser asaltado. El cuento en el que el sastre se engancha con una zarza y confunde este incidente con la embestida de un ladron o un fantasma esta muy extendido por toda La Rioja, generalmente contextualizado al propio lugar donde se cuenta. En este caso el sastre era de Banares y regresaba de Santo Domingo de La Calzada. Si desea consultar la version electronica de este articulo, pulse aqui