El punto de partida del articulo es una comedia del napolitano Giovan Battista Della Porta, La Furiosa, editada en Napoles en 1609. En esta obra, fundamentada en la locura de amor y la insatisfaccion erotica, la pareja de jovenes protagonistas, Vittoria y Ardelio, enloquece por los impedimentos que tiene para su amor y ambos llegan a creerse muertos. Delpech pone en relacion la trama de esta comedia con el cuento de “El muerto imaginario”, que ahora se actualiza y cobra un tono burlesco. Seguidamente estudia su compleja trayectoria y sus diversas ramificaciones, que pueden simplificarse en tres: 1. Una anecdota medica, difundida en los medios culturales napolitanos por el tratado De prudentia de Giovanni Pontano. Ya conocida en la Edad Media, como lo prueba su presencia en los Gesta Romanorum (n.º 241; Tubach, 4299), se repite en numerosos tratados sobre la melancolia. La version localizada en el manuscrito de Punonrostro (Lacarra, 2005) combina el ejemplo medico con otros motivos muy elaborados, en los que se recrea la imageneria habitual de las apariciones de ultratumba, de tonos burlescos, al igual que ocurre con una version de Doni; 2. No existe un cuento folclorico que siga las mismas pautas, de ahi su ausencia en los indices, aunque puede relacionarse con numerosos relatos en los que un inductor malicioso aprovecha la debilidad psicologica de otro personaje para burlarse de el haciendole creer que esta muerto, como la celebre historia recreada por Tirso. Otras veces no hay un inductor, sino una profecia absurda asumida por el personaje que ahora piensa estar muerto; 3. Un motivo similar aparecia ya en una fabula esopica, “La mujer y el marido borracho” (Rodriguez Adrados, III, p. 260; Perry, 246), en la que la mujer encierra al marido en un mausoleo y le hace creer que esta muerto. Subraya, por ultimo, Delpech la coincidencia de varias de estas historias con el tema de la comida como via para recuperar a quien se considera muerto. Para ello los parientes, amigos o el medico le hacen pensar que son posibles los intercambios y la interconexion entre muertos y vivos. Se trata de sugerirle la idea salvadora de que los muertos comen, un pensamiento que el cristianismo rechazo (prohibiendo practicas paganas) o espiritualizo (el alimento celestial); de ahi tantos exempla que recuerdan que son incompatibles los alimentos humanos y los del mas alla y que invitar o aceptar una invitacion del otro mundo (caso de don Juan) comporta un fatal castigo
Lugar de publicacion original: Napoles