Cronologicamente el primer pacto diabolico conservado por escrito se encuentra en una vida de san Basilio, arzobispo de Cesarea, redactada en el siglo IV, atribuida a Anfion, obispo de Cilicia, que describe el caso de Proterio, senador cristiano, quien desea que su unica hija vista los habitos. Un joven, que se ha enamorado de ella, deshace todos sus planes cuando firma un pacto con el demonio a cambio de que le ayude a enamorarla. El tema cobro auge a partir del siglo X en sermones, obras hagiograficas y piezas teatrales. Maria Isabel Yague se centra en algunos hitos importantes: la historia de Teofilo, compuesta en el siglo VI por Eutiquio, que conto con una enorme repercusion a partir de la traduccion latina de Pablo Diacono. En las literaturas vulgares destacan las versiones de Gonzalo de Berceo, Alfonso X, Gautier de Coinci, Rutebeuf, etc. La autora describe las versiones y subraya las variaciones entre ellas. La leyenda de Fausto tiene como precedente el pacto diabolico de Gerberto, quien llego a ser Papa bajo el nombre de Silvestre II. Junto a las recreaciones de Marlowe y Goethe, hay que sumar la importancia del tema en el teatro aureo, como El magico prodigioso de Calderon