El Libro de Buen Amor, pese a no ser en si una coleccion de cuentos, se sirve de manera predominante de fabulas y sentencias para articular y sostener la narracion. Miaja de la Pena, tras un estudio sobre los mecanismos de introduccion de estas formas en los marcos narrativos unitarios, muestra como los relatos insertos se intercalan con marcas claras de oralidad en la voz narrativa, siendo los verbos “dezir” y “oir” predominantes en clara referencia a lectores y escuchas. De esta manera, es perceptible que “todos estos cuentos ejemplares, fabulas y sentencias insertas en el Libro de Buen Amor cumplen con un puntual proposito didactico” (p. 300), apoyando asi el proposito de delectare et docere pretendido para la obra
Lugar de publicacion original: Valencia