Las palabras puestas en boca de animales, que suponen una convencion literaria en el genero fabulistico, simbolizaban en la civilizacion india y en el Panchatantra la continuidad entre el hombre y el animal derivada de la creencia en la reencarnacion. En el contexto del islam y del cristianismo —marcados por el tabu monoteista de la imposible asimilacion del reino animal a la humanidad— este simbolo quedo anulado por medio de estructuras linguisticas que indicaban abstraccion. En castellano, bastaba una palabra como omne, cuyos sentidos eran ‘hombre’ y ‘uno’ (o ‘se’), para que desapareciera, bajo el primer sentido, el animal que lo empleaba convencionalmente en la segunda acepcion. La polisemia de omne produjo la forma paradojica de un texto que borra la figura del animal al mismo tiempo que la va plasmando. Se favorecia, asi, el uso metaforico de lo animal aplicado a lo humano. Gilbert Fabre llama al termino omne una archilexia, resultado de la neutralizacion de la oposicion entre hombre y bestia. Pero, al reemplazarse la palabra, en su acepcion indefinida, por nuevos medios linguisticos (uno, se), este dinamismo contradictorio quedaria anulado y la fabula animal quedaria privada de una de sus mejores modalidades de expresion. Si desea consultar la version electronica de este trabajo, pulse aqui