Atiende la funcionalidad religiosa de determinados exempla dentro de la Nueva Espana: aquellos que tienen como protagonista al Diablo y que ayudaron a la iglesia cristiana a adoctrinar a los indigenas en contra de sus idolos. Tras clasificar el uso de estos relatos dentro de la evangelizacion, Javier Ayala traduce que: “el miedo al Demonio y las penas infernales no era una finalidad en si mismo, sino un medio para poner en balanza el tipo de moralidad deseable pensando en el destino del alma y los recursos que tuvieran que emplearse para lograr la salvacion.” (p. 3176); se trata de un mecanismo que ayudaba a la conversion de los indios. El origen de estos exempla se observa a traves de las interpretaciones historicas que ocurrieron en el momento en el que se pusieron por escrito, de acuerdo al imaginario deseado por los misioneros: encontramos relatos en los que los indios justifican sus acciones contra la Iglesia, o aceptan la nueva fe por como resultado del miedo al Mal, tal como recoge Geronimo de Mendieta en Tehuacan o Andres Olmos en el Tratado de hechicerias y sortilegios . La intencion moral de estos escritos era subrayar la importancia de la creencia catolica frente a las herencias paganas de la nueva sociedad hispanoamericana, creencia que utilizaba al Demonio como catalizador del terror hacia el rechazo de la nueva ideologia