La obra de Guevara, El Diablo cojuelo, tiene una importante deuda con el folclore, pero no es facil de rastrear por las combinaciones de tradiciones que realiza su autor. Para ello Delpech sigue las huellas tradicionales, de acuerdo con el siguiente esquema: a) la estructura del cuento iniciatico, como los tipos 820, 821 A, 821B, 824; b) genios en botellas, frecuentes en relatos arabes y judios, que circulaban ahora en versiones moriscas; c) los pactos diabolicos, como en los tipos 330 y 332; d) el ciclo de Belfagor. Las mayores coincidencias se dan entre la novela y el cuento-tipo 1164 D, que tambien se basa en el motivo de la liberacion de un diablo embotellado. La novela de Guevara coincide con este ciclo en varios puntos, aunque difiere en otros, que no estan en la tradicion oral (la capacidad del diablo de ver a traves de tejados y muros y la persecucion del estudiante por la perfida Tomasa). Pese a que no podamos probar la circulacion oral de este cuento en la Espana del Siglo de Oro, la analogia es evidente. Guevara pudo partir de una tradicion oral, en la que se combinaban multiples temas
Lugar de publicacion original: Valencia