En el Coloquio de los perros de Cervantes la bruja Camacha, al hacer su conjuro, invocaba a varios demonios entre los que se encontraba Gayferos, un personaje perfectamente definido en su romance homonimo en el que se concentran diversos motivos folcloricos: un caballero, expulsado de su hogar por su madrastra, quien manda que le corten un dedo, la mano, le saquen los ojos o le arranquen el corazon. Los ejecutores son compasivos y sustituyen estos organos por los de un animal. El heroe se encuentra en otro reino con un maestro iniciador que le cuida y le proporciona los auxiliares magicos necesarios para restituirse en su posicion. El caballero vuelve de incognito, es reconocido gracias a la marca o al estigma recibido y reinstalado en la corte, tras el castigo del malvado. Estos motivos, que segun Propp tienen su origen en el simbolismo de la iniciacion del chamanismo de las epocas prehistoricas, aparecen en varios cuentos populares espanoles. En este contexto la transformacion de Gayferos de caballero a demonio no se comprende sino tomando en cuenta las etimologias populares y el sistema fonico que relacionan el nombre del caballero, Gayferos, con gafo (leproso) y gafa o garfa (garra). “El encadenamiento evocado es el que permite pasar del universo aristocratico al de los leprosos, luego al de las aves de rapina y por fin al del infierno.” (p. 158)
Lugar de publicacion original: Salamanca