El autor se centra, dentro de su defensa del cuento jocoso, en material recopilado en la literatura sevillana de los primeros anos del siglo XVII, “momento historico en el que surge en la ciudad un abanico de textos de tan sugestiva variedad” (p. 97), donde percibe la agudeza sevillana y el reflejo de toda una moral. Los testimonios recogidos evocan ademas el conflicto existente acerca de los limites entre anecdota y cuento, y concluye que “los cuentos jocosos representan la mayor parte de los relatos que circulan oralmente” (p. 107) y propone una rectificacion de los conceptos
Lugar de publicacion original: Sevilla