Trujillo lamenta la poca atencion que la critica ha dedicado a los libros de caballerias al abordar la prosa de ficcion del siglo XVI, ya que estos fueron “uno de los fenomenos industriales y sociologicos fundamentales de la cultura europea y una de las bases del imaginario colectivo y de la novela moderna” (p. 419). Se hacia necesaria una revision del canon y de los limites del corpus caballeresco, desde las primeras obras que reflejan la preeminencia de los textos arturicos y neoarturicos hasta la decadencia del genero. Esta se ha venido realizando en los ultimos tiempos. Trujillo considera que, dentro del corpus, no deberian considerarse exclusivamente aquellos textos escritos en castellano por autores espanoles por cuestiones historicas y de recepcion. Por ultimo, senala la importancia y la labor de diferentes proyectos, universidades y colectivos: Cacho Blecua y Lacarra Ducay con la base de datos Clarisel, o el Centro de Estudios Cervantinos con las ediciones de libros de caballerias (Libros de Rocinante) y sus respectivas Guias de lectura caballerescas